Con el objetivo de despedir al magistrado Edmundo román, después de su asesinato, se realizó una misa en las instalaciones de los juzgados del poder judicial y con ello despedir a su compañero y amigo.
En esta misa también se tuvo la presencia de familiares y amigos muy cercanos; fue el párroco de la Santa Cruz, Serafín Casiano Salado, el encargado de celebrar la eucaristía por ser amigo y compañero en la preparatoria del ex presidente del TSJ.
Entre los compañeros y amigos que estuvieron presentes en esta misa se observó a magistrado de la Sala Penal, Segunda Sala Familiar y Juzgados Civiles y Familiares de Primera Instancia del Distrito Judicial de Tabares.
El padre, quien estuvo al frente de esta misa, declaró que “en medio del dolor me conmovió mucho cuando me enteré de este caso, porque también tuve la oportunidad de estudiar la preparatoria además que nos vimos en varias momentos, nunca nos imaginamos lo que nos espera adelante, a mi nunca pensé celebrar la misa por Edmundo, me da mucha tristeza, llore”.
Durante las palabras del sacerdote, aprovechó para solicitar a las autoridades gubernamentales de garantizar seguridad a toda la sociedad en específico a los trabajadores del Tribunal Superior de Justicia, quienes “peligran mucho” por la labor que desempeñan.
“Pedirle a Dios también que las autoridades que tienen el deber y la obligación de darnos seguridad lo hagan, he pedido mucho, mucho por ustedes, porque me da miedo, porque ustedes peligran mucho. Cuando pasó el homicidio de Edmundo ustedes estaban aquí verdad, por eso cuando se levantan ustedes deben de pedirle y encomendarse en dios”, finalizó.
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