La mañana de viernes santo, la catedral de Acapulco se deja cruzar por los vientos junto con el sol de oriente. Los Santos y vírgenes, las imágenes, están cubiertas de paños morados. Los fieles también pero por cubrebocas de diversos colores y textiles. Cada quien.
En la capilla de la izquierda la única figura sin cubrebocas es un Cristo vestido de café tierra. Urge rezar, pedir y esa imagen se convierte en la receptora de toda imploración. A falta de San Judas o San Antonio o Virgen María para encomendarse o pedir, porque están cubiertos de paños morados, los feligreses le rezan a este Cristo que carga más de una cruz.
Avanza el viernes entre fe y fiesta. A las 15:00 puntual el cura de Catedral encabeza la Meditación de las 7 palabras.
Los cubrebocas ya son parte del ritual, a través de cada pieza textil, el padre pronuncia las 7 palabras… el Cristo ya cambió de túnica de la de color tierra a una blanca de filos dorados .
1- perdónalos Sr. no saben lo que hacen
Te aseguro que estarás junto a mi en el cielo
María he aquí a tu hijo
Junto a otros textiles como escapularios, a través de cada cubreboca, cada fiel repite el padre nuestro y Salve María después de cada una de las 7…
4- Dios mío. Dios mío por qué me haz abandonado
5- Tengo sed
6 Todo está cumplido.
7 Padre en tus manos pongo mi espíritu.
Cada cubreboca se mueve a ritmo de cada amén.
7 veces 7 con los dedos cruzados de cada mano se persignará, y besara. El cubre como única frontera.
En otras latitudes y altitudes en cada Calvario el ritual de una muerte anunciada a través de los cubre… se cumple con azotea, 3 caídas y el temor de un eventual contagio.
La reflexión, la bendición de 6 mil millones se cumple. Los de Acapulco la reciben atrincherados en su iglesia, salen de la Catedral reconstruida tras un incendio en 1938. Cada fiel sale, algunos se quitan el cubrebocas pero se dejan el amén.
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